A

Es curioso que siempre que vengo a escribir es porque se trata de algún mal de amores jaja. Debo parecer que estoy siempre enamorada y siempre rechazada y dolida. Pero no es así... o tal vez sí. Pero soy feliz, no se preocupen.
Solo para dar un update, R ya no está. Simplemente no funcionó, y como dije en mi entrada anterior, en realidad era un hombre tóxico en mi vida. Es triste, but I've moved on. Pero ok, aquí va lo nuevo...

Me conformaría con que una vez por semana me dijeras "vamos por un café...". No necesito mucho, no pido tanto. Solo quiero verte feliz, quiero verte sonreír, quiero verte disfrutar la vida, quiero verte viajar, conocer, aprender, hablar distintos idiomas... pero conmigo. Me conformaría con estar a tu lado en todas las etapas importantes de tu vida, seamos lo que seamos. No necesito mucho, un mensaje en la mañana que diga "buenos días" y por la noche un "te quiero". No pido tanto, solo estar entre tus brazos de vez en cuando, que me digas que me quieres, y yo poder decirte lo mucho que has cambiado mi vida con el simple hecho de existir.
Sin embargo, nada de esto puede (ni debe) salir a la luz. Estoy segura que tú también sientes lo mismo. Quizá nuestra relación se base en ser muy buenos amigos, sabiendo que es una amistad fuera de lo común. Tal vez nuestra felicidad se cimiente en las miradas de complicidad que en ocasiones nos mandamos. Puede ser que ninguno lleguemos a aceptar con firmeza que esto que sentimos es verdadero. Es la costumbre, es la convivencia, es la confusión, es lo nuevo, la aventura, lo prohibido... ¿es amor? Es complicado.
Y comenzaste a salir con alguien, abriste tu corazón hacia otra persona porque supusiste que lo nuestro no podía ser. Y debo confesarte que me duele. Me duele verte con ella, me duele saber que la razón de tu felicidad, tus desvelos y tus atenciones no soy yo. Pero lo que más me enferma es que no puedo abrir la boca. No puedo decirte lo que siento, y sé que solo quieres confirmarlo porque ya lo sabes. Y tú tampoco puedes decírmelo, confirmármelo. Eres tan buen niño que no serías capaz de hacerle daño a nadie, mucho menos a ella, a quien ya ilusionaste y enamoraste.
Pero sé que no la quieres como a mí. Sé que nunca te enamorarás de ella lo suficientemente como para decirle un "te amo" sincero. Sé cuando estén juntos, solos, en la intimidad, me tendrás a mí en tu cabeza. Sintiéndote mal, sintiéndote culpable. Te vas a conformar con la comodidad, con la rutina, con los buenos ratos que ella te pueda brindar. Pero te hará falta algo, yo lo sé. Y todo esto es solo por la falta de comunicación entre tú y yo. Porque no fuimos valientes y no nos atrevimos a decirnos la verdad, a darnos una oportunidad.
Me conformaría con que volviera el pasado y continuar con aquella amistad extraordinaria. Me conformaría con tener el beneficio de la duda, sobre si piensas en mí como yo en ti. Me conformaría con creer que quieres algo más, aunque no lo intentes. Me conformaría con que fueras mío sin serlo.
Nunca es demasiado tarde, lo sé. Sin embargo, yo no te voy a esperar. Tampoco hablaré. No daré el primer paso. Y a pesar de que me conformaría con tenerte solo como amigo, ya no es justo para mí solo "conformarme". Te olvidaré, de eso estoy consciente. Y de nosotros solo quedará el recuerdo de algo que pudo ser y no fue por cobardía.

Inmunoamor

Pues tuve que hacer una tarea ñoña, nerd, geek y friki para mi clase de Inmunología. Tenía que escribir algo relacionado al amor usando conceptos de inmunidad vistos en clase. Claro que en este momento no estoy en una situación amorosa aceptable como para escribir algo súper bonito y cursi. Pero obviamente fuiste mi fuente de inspiración, tú y mis otras exposiciones desafortunadas con hombres tóxicos como tú. Aquí va mi tarea:


Se supone que debo escribir algo relacionado con inmunoamor. ¿Y cómo se supone que debo hacer eso? Si el sistema inmunológico es aquel que defiende al organismo contra agentes infecciosos y otros invasores. Y resulta que siendo tan inmunógeno, tan tóxico, tan dañino, mi cuerpo abrió las puertas de cada célula para dejarte entrar. ¿Será que estoy enferma? ¿Cómo saber que mi sistema de defensas está debilitado si no siento algún otro síntoma más que una especie extraña de amor y odio hacia ti? Creo que deberé leer más acerca de cómo mi organismo puede estar tan frágil y no hacer absolutamente nada al respecto para destruirte y excretarte. Y ni siquiera la constante exposición a tus toxinas me ha hecho resistente al daño que me hace estar en contacto contigo. Mi inmunidad adquirida creó memoria, pero una memoria que hace que mis linfocitos pidan más y más de ti.
Quizás mi situación es totalmente lo contrario a una enfermedad autoinmune. En una enfermedad autoinmune el cuerpo ataca a sus propias células, considerándolas ajenas. En mi caso, mi cuerpo es capaz de adoptar cada partícula de tu cuerpo, cada proteína, cada molécula del veneno que me inyectas. Lo adopta y lo reconoce como propio, como si fuésemos un solo organismo. Mis células han creado una afinidad y una especificidad exclusiva para ti, pero no para poder defenderme, sino para que te quedes por siempre a mi lado.
Y con el paso de los años te has hecho resistente a cualquier forma de rechazo: física, química, biológica... Has luchado eternamente por sobrevivir y enfermar a personas inmunodeficientes como yo. ¡Pequeño se queda el microorganismo más fuerte del planeta! Aquel que se ha adaptado y se volvió resistente a cualquier antimicrobiano al que anteriormente era vulnerable. Pero tú, con tu sed de conquista te has vuelto fuerte, poderoso, e indestructible de tal manera que ninguna barrera es capaz de detenerte en el camino hacia el corazón.
No, mi cuerpo no me defiende de ti: el ser más nocivo con el que pude llegar a cruzarme. Es triste saber que me tienes, que soy tuya. Es triste estar consiente de que mi cerebro te piensa a diario, mi corazón te anhela, y por más daño que puedas provocarme, estaría dispuesta a sufrir de apoptosis porque sintieras lo mismo que yo. 

Espero que sirvas de algo y me hagas ganarme esos 5 puntos que me vendrían de maravilla para el examen de mañana.

R

¿Por qué diablos me pasa esto a mí? Creo que todas nos hemos hecho esta pregunta en algún momento de nuestras vidas. ¿Por qué yo? Yo, siendo una romántica y enamorada empedernida. ¿Por qué, Dios mío, pones en mi camino esta clase de hombres?
R, eres mi siguiente vicio, mi nueva obsesión. Un hombre mayor que yo, con más experiencia en la vida (en todos los sentidos). Eres guapo, eres interesante, eres trabajador, de buena familia, eres popular, eres alegre... eres soberbio, eres arrogante, eres un bully, altanero, creído, presumido, prepotente... y me gustas. Me gustas mucho. No sé si lo que quiero contigo es para siempre, pero estoy segura que te quiero conmigo cada día en el presente. Te quiero conmigo hoy. Quizás mañana también. Pero te quiero hoy. Te quiero conmigo hoy.
Algo que siempre he dicho es que entre más rápida y más alta la subida, más rápida y más dolorosa la caída. No empezó todo tan rápido como con F, pero sí fue algo rápido. Me subiste alto, muy alto, y ahora que va para abajo no sé cómo comportarme. Claro que he aprendido con mis antiguas situaciones, pero todavía sigo sin saber cómo comportarme. Sé que no debo hablarte si no me hablas tú primero. Pero me tienes embobada viendo la pantalla de mi iPhone todo el día. Esperando tu "wep" "que show". Así, sin acento. Me tiene loca tu mala ortografía. Me tienes loca tú. Y todo iba bien. Sé que no debo culparme, pero no puedo evitarlo. ¿Qué hice mal? Quisiera que me lo dijeras para no volver a cometer este error con el próximo hombre. Porque ya me cansé de jugar. Ya me cansé de enamorarme. Ya. Quiero que el próximo hombre sea el indicado, el final, el definitivo, el verdadero amor de mi vida. Entonces, ¿qué hice mal? ¿Por qué dejaste de llamarme a diario como lo hacías? ¿Por qué dejaste de invitarme a salir? Yo que pensaba que no eras de esa clase de hombres que solo consiguen lo que quieren (if you know what I mean) y se van con la que sigue. Siempre pienso lo mejor de la gente. Siempre quiero ver solo el lado amable, el lado bueno. Siempre trato de encontrarles aquella luz que nadie más puede ver. Y tú tienes luz, R. Mucha luz, y quiero merecerme esa luz y ser la causa de que brilles cada vez más.
Así que por favor háblame, conóceme, tómame, abrázame, tenme contigo y no me dejes ir hasta que estés seguro que no soy la indicada. Creo firmemente que puedo serlo, solo es cuestión de que nos des una oportunidad.

Volver al inicio Volver arriba mariantonieta. Theme ligneous by pure-essence.net. Bloggerized by Chica Blogger.